miércoles, 20 de abril de 2016

Bizcocho Arco Iris.


Con esta receta os aseguro que os vais a chupar los dedos, literalmente y además veréis como los que están alrededor del bizcocho no dejan de picotear y es que tiene un sabor tan bueno que no puedes evitar querer repetir.
Para conseguir que os salga esponjoso y suba bien, tenéis que ponerlo en un molde alto para que la masa durante la cocción pueda expandirse y no quedarse apelmazada y que tampoco se os derrame en el horno.


Ingredientes:
  • 250 ml de aceite de girasol
  • 250 gr de azúcar blanco
  • 250 gr de azúcar moreno
  • 500 gr de harina para bizcochos
  • 1 cucharadita de bicarbonato
  • 2 cucharadas de esencia de vainilla
  • El zumo de un limón
  • 250 ml de nata para montar 35% de materia grasa
  • Colorantes en pasta rojo,azul,amarillo,verde,naranja y morado

Elaboración:

Primero mezclamos el zumo de limón con la nata (sour cream) y reservamos. Esto ayudará a que el bizcocho salga más esponjoso.

Tamizamos la harina con el bicarbonato y reservamos.

Batimos el aceite con el azúcar, después vamos incorporando los huevos uno a uno.

Echamos la mitad de la harina, luego la mitad de la mezcla de nata, el resto  de la harina y el resto de la mezcla de la nata. Mezclamos a velocidad media hasta obtener una unión homogénea.

Engrasamos muy bien el molde y. Precalentamos el horno a 180º C.

Dividimos la masa en seis bols a partes iguales. En cada uno de ellos echamos un colorante y mezclamos hasta obtener el color deseado.

Vamos echando por orden de colores de arcoiris cada masa, con cuidado de que no se mezclen mucho para que se diferencien bien, aunque luego durante la cocción se mezclan un poquito.

Metemos en el horno durante 45-60 minutos, o hasta que al pincharlo con una brocheta esta salga limpia.

Al sacarlo del horno esperamos unos 15 minutos, antes de desmoldarlo. Luego lo pasamos a una rejilla para que se enfríe por completo.


Para el glaseado:

Vamos a necesitar 300 gr de azúcar glass tamizada, a la que vamos a ir añadiendo un chorrito de nata liquida hasta conseguir una consistencia de yogurt ligeramente batido, pero que al echarlo sobre el bizcocho se quede el glaseado espeso y no claree sobre la superficie.

Por supuesto el glaseado no lo vamos a echar hasta que el bizcocho este totalmente frío.


No os preocupéis si se os cae glaseado en el plato o en el agujero del bizcocho ya que esto os lo agradecerán y mucho los invitados, que se pondrán a rebañar el plato.

Espero que os guste
Beatriz


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